Me encanta esta urbe por la diversidad de gente y el ocio que hay en ella
Mudar el guardarropa. Fuera los grises del invierno, los tejidos cálidos y las botas. Toca desnudar los pies, aligerar el tejido y darle color a nuestra vida. Ese ahorro energético que nos permite el buen tiempo, gastémoslo en cuotas más desprendidas de placer.