Mujer morena de curvas exuberantes y grandes pechos
Tras el cuello, un masajista erótico no puede obviar la sensibilidad del cuero capilar. Acariciar la cabeza con pequeñas fricciones puede servir para activar la circulación sanguínea de esa zona de nuestra anatomía en la que se encuentra la que es nuestra primordial zona erógena: el cerebro.