Muchos grandes maestros han hecho discípulos, mas ¿que tal acólitas?
Apoya sus nalgas con almohadas debajo de él, de tal modo que el objetivo se presente de forma apetitosa como un montículo alto. Si el sumiso está resistiendo el castigo, puedes anudarle las manos y los pies a los postes de la cama. Entonces ponte a trabajar.